La cueva de Altamira es la más prehistórica de las ‘maravillas’ españolas; una de las representaciones artísticas más impresionantes que podemos ver en nuestro país. Conocida como la Capilla Sixtina del arte rupestre, la cueva tiene el privilegio de ser el primer lugar del mundo en el que se encontraron muestras de arte rupestre del Paleolítico superior.

Bisontes, caballos, ciervos y misteriosos signos permanecen en las paredes de la cueva de Altamira desde que fuera habitada, hace entre 35.000 y 13.000 años. Eso sí, sólo unos privilegiados pueden acceder a la gruta original. Se están haciendo pruebas con grupos especialmente reducidos para comprobar si pueden hacerse visitas sin perjudicar el estado de conservación de las cuevas.

En Santillana del Mar se puede recorrer una fiel reproducción de la cueva en el Museo de Altamira. El edificio, que se integra con el entorno de tal manera que prácticamente se camufla con el paisaje montañés, presenta la visita en dos partes.

La primera es la exposición permanente Los tiempos de Altamira, con audiovisuales y objetos que muestran cómo eran y cómo vivían quienes ocupaban la cueva hace 15.000 años. En la segunda parte nos adentramos en la Neocueva, que es una reproducción científicamente fiel de la cueva original.

Y ya en Santillana del Mar, mejor disfrutar: calles empedradas y casonas señoriales, como el Palacio de Peredo o la Casa Berrada-Bracho, actual Parador Gil Blas, hasta la Colegiata de Santa Juliana, una joya del románico del siglo XIII.

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